domingo, 9 de septiembre de 2012

Nueva Coyuntura


Nueva Coyuntura

     Creer que solo con medidas que benefician genéricamente a los trabajadores y más humildes es suficiente para que un gobierno no se deteriore, es un poco ingenuo en nuestra Argentina.
Como nada es simple, no todas las políticas públicas llegan a todos los trabajadores ni a todos los humildes.
    Tampoco todos los trabajadores tienen los mismos intereses ni todos los humildes están conformes con esas políticas públicas que los benefician.
La realidad es compleja, como complejo son los intereses de los distintos sectores sociales que hoy habitan en nuestro país.
    Aquí entran en juego los medios masivos de comunicación, que sí tienen claro cuales son sus intereses. Y esos intereses son contrarios a los del pueblo trabajador y los humildes de la Patria.
En esta maraña, muchas veces no asoma con claridad qué le conviene a cada uno.
Recuerdo que en los ´90 era muy difícil hacer entender a vastos sectores que ese modelo, que esa política económica, era contraria a los intereses no sólo de los trabajadores sino también de la clase media. Las grandes mayorías no veían las consecuencias que traerían esas políticas. Por supuesto, los medios masivos de comunicación ensalzaban a los funcionarios y dirigentes que las llevaban adelante. Porque les convenía a sus intereses.
    Hoy eso se ve claro, después que se destruyó el país, que se destruyó a muchos compatriotas.
Y se ve claro solamente porque se demostró que otra política era posible. Porque hubo un Néstor Kirchner que revirtió totalmente el devenir de la historia.
No creo en el destino. Creo que los humanos, con nuestras acciones, vamos delineando el camino.
Y Néstor delineó un camino que a los ojos de casi todos era imposible.
Pero él lo hizo posible.
    Por supuesto que después surgieron las explicaciones de que cualquiera podía hacerlo, por eso del viento de cola y tantas mentiras.
   Pero la realidad es que solo la voluntad política de cambiar algo, es lo que produce acciones para que el cambio se realice.
   Desde la semana pasada estamos viviendo momentos inquietantes.
   La destitución Express del presidente Lugo en Paraguay pone en alerta a toda la región.
   El nuevo método de golpe de estado, de los sectores de poder concentrados, viene repitiéndose en distintos países con distintos resultados.
Intentaron destituir a Hugo Chávez en Venezuela, con secuestro incluido. Destituyeron, en forma también Express, a Zelaya en Honduras. Intentaron en Bolivia derrocar a Evo Morales, también en   Ecuador a Rafael Correa.
    Usan la supuesta “legalidad constitucional” olvidando la legitimidad que les da el ser elegidos por el pueblo.  Y mediante acusaciones vagas, netamente ideológicas, pretenden, los sectores dominantes minoritarios, burlar las voluntades populares para imponer las recetas neoliberales que los benefician solo a ellos.
   La rápida acción de la UNASUR mostró a los golpistas que la democracia paraguaya no está sola.    El aislamiento del nuevo gobierno debe ser muy notorio y el objetivo máximo sería la restitución de Lugo a la presidencia. Veremos qué otras medidas toman los Presidentes el viernes en Mendoza.
    Por otro lado, en Argentina, el paro del gremio de camioneros, en medio de la discusión paritaria, apareció un poco “traído de los pelos”. Sobre todo cuando habiendo llegado a un acuerdo con la patronal, convocan un paro nacional nuevamente, en respuesta al gobierno nacional por querer aplicar la ley de desabastecimiento. Cuando ellos no solo hicieron el paro sino que bloquearon la salida de camiones de YPF, generando desabastecimiento de combustible a la población.
    Es lamentable que Moyano adopte esa actitud. Porque echa tierra sobre su historia de oposición a políticas antipueblo y antitrabajadores.
Sus reclamos, legítimos, se opacan por su mala lectura política, y por ende su errada acción política.
Calificar de “dictadura” al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es una ridiculez de muy mala leche.
   Y digo de muy mala entraña por dos razones: una porque sabemos el significado de dictadura (este gobierno ganó elecciones por más del 55% de votos) y otra, por lo que significó el Menemismo para la Argentina y especialmente para el peronismo.
Confundir a los trabajadores, al pueblo todo, con palabras tan extremas como “dictadura”,  y dichas por un dirigente respetado por su historia de lucha, es algo muy peligroso. Es vaciar nuevamente de contenido al peronismo. Es decirle al pueblo que peronismo es blanco y es negro. Es justicia e injusticia. Es decirle que no se puede confiar en nadie.
   La consecuencia de ello es solo capitalizada por los enemigos de los trabajadores y del pueblo. Ni siquiera por Moyano.
    Anteponer intereses personales o sectoriales por sobre el interés general es de mínima, una actitud irresponsable.
    El paro del miércoles 27 de junio tiene como petitorio la suba del mínimo no imponible y la generalización de asignaciones familiares. Estos pedidos benefician solo a los trabajadores en blanco que más ganan. Ni siquiera asume Moyano la representatividad de todo el movimiento obrero, de todos los aún desocupados, de todos los trabajadores en negro.
    Es correcto reclamar por más derechos, pero la respuesta a este reclamo específico es, a mi entender, desmedida. Suena más a una respuesta política que sindical. Suena más a querer debilitar al gobierno. Suena más a engordar el poskirchnerismo que a profundizar este modelo de industrialización e inclusión.

¿Creerá Moyano que el posK será mejor para los trabajadores y el pueblo argentino?
¿Creerá Moyano que tendrá más protagonismo en el futuro sin K?
¿Qué intereses defiende Moyano?
Son muchos interrogantes. Lo triste es su funcionalidad con las políticas de desestabilización que vienen encarando los enemigos reales del modelo, los neoliberales.
Y lo tremendamente triste es la confusión que genera en todos los trabajadores, generando ruptura de la confianza, en algunos, para con este gobierno que nos ha devuelto una Patria todos.

Cristina Rodríguez
Concejal Frente para la Victoria Morón



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